martes, 24 de julio de 2007

 

La fundación de San Fernando de Bexar y Antonio Rodríguez Mederos


El 14 de febrero de 1729, el rey Felipe V respalda el que familias canarias viajaran al nuevo mundo con el objetivo de colonizarlo.
En esos años en Canarias, era época hambrunas, de penurias, de miserias...
El 27 de marzo de 1730 varias familias canarias, (muchas de Lanzarote, en concreto de Teguise) parten del puerto de Santa Cruz de Tenerife a bordo del barco de 183 Tm, “Stma. Trinidad y Ntra. Sra. del Rosario” bajo las órdenes del capitán don Jacinto Mesa. Tras un año de duro recorrido desde las islas hasta Veracruz vía la Habana y desde allí a través de México en una caravana hasta Texas, logran el 9 de marzo de 1731 llegar a la zona en donde fundarían la actual ciudad de San Antonio de Texas (en un principio conocida como San Fernando de Bexar).
En el viaje suceden infinidad de peripecias, (desde la muerte de alguno de los emigrantes, hasta el nacimiento de otros), ataques de los indios, incorporación de otros colonos después de la estancia en Veracruz, etc.
A la llegada de los canarios, en la zona sólo existían cinco misiones religiosas y un presidio.
En San Fernando, se comienza la construcción en 1738 de la iglesia católica más antigua de EE.UU., la catedral de su mismo nombre, en honor a Ntra. Sra. de la Candelaria, y además se establece por primera vez un sistema de riego regulado por turnos según las tierras que se repartieron entre los colonos.
Entre las familias que emprenden esta aventura, iban el matrimonio formado por Manuel de Niz de 49 años, y Sebastiana de la Peña de 43 años, junto a ellos iba su hija Josefa de Niz, y el novio de ésta, Antonio Rodríguez Mederos, (el cual había prometido casarse antes de que se establecieran definitivamente en el nuevo continente).
Lo anteriormente expuesto tendría poca importancia si no tuviéramos en cuenta que esta familia era de Tamaraceite y que Antonio Rodríguez Mederos fue el artífice de la construcción de muchas de las acequias para regar las tierras de aquellos colonos basándose en los conocimientos adquiridos en su trabajo para la Heredad de aguas de Tenoya. Si, como leen.
Basándose en su saber sobre construcciones hidráulicas, organización de propietarios, etc., fue quien sentó las bases para la creación de la primera heredad de aguas en América, la cual sirvió como modelo para todas las que se crearon con posterioridad.
La reglas organizativas de la heredad de aguas de Tenoya, llegaron a América de la mano de Antonio Rodríguez Mederos.
¿Pero quien era este joven tan aventurero?
Vista actual de la acequia construida por Rodríguez Mederos en San Antonio.
Había nacido sobre 1712, y era hijo de Juan Rodríguez (el cual murió ahogado en una crecida del nuestro barranco, intentando salvar a sus vecinos cuando Antonio era niño, pues también trabajó en la Heredad de Tenoya) y de María del Carmen Mederos.
Posiblemente vivían en Tamaraceite.
Según una descripción que ha llegado hasta nosotros, Antonio era de estatura mediana, ancho de espaldas, blanco, nariz chata, ojos grises, pelo y cejas castaños, de cara regordeta marcada de viruela, y un grano en el cachete derecho
Con 18 años, decide embarcarse en la gran aventura americana y junto a su novia y suegros parten desde el puerto de Las Palmas a finales de febrero o principios de marzo de 1730 en la balandra “San Telmo”, capitaneada por don Juan Rodríguez Maestre, con destino al puerto de Santa Cruz de Tenerife para desde él partir hacia América
El 27 de marzo y después de retrasar la salida por causas ajenas a los emigrantes, parten rumbo al Caribe y después a Veracruz, para continuar a través de México hasta Texas.
Se casó en Quaticlan con Josefa de Niz, entre los días 27 de agosto y el 15 de noviembre de 1730.
Llega el 9 de marzo de 1731 a su destino, el presidio de San Antonio de Valero.
El 20 de julio de 1731, una vez creado el primer Cabildo en la villa de San Fernando, ya se le nombra mayordomo (gracias a que era uno de los pocos colonos que sabía leer y escribir), cargo que ostenta hasta 1736, en que se le nombra 4º regidor.
Durante estos primeros años de estancia en la recién creada villa, se le conocen las dedicaciones de labrador, acequiero, contratista y empresario además de su labor social en la villa.
Colaboró en la construcción de dos acequias que sirvieron para el abastecimiento de agua por un lado a las misiones y por otro a los colonos. La acequia de “la Concepción” (1732) la que regaba las misiones y más tarde la que abastecería a los colonos, la acequia de “San Pedro” (1738).
El haber terminado primero el canal que abastecía a las misiones hizo que tuviera problemas con los colonos, pero además recibió favores especiales de los monjes, los cuales le cedieron indios para que mientras él dirigía la construcción del canal ellos trabajaran y cuidaran sus tierras, lo que hizo que Rodríguez, pudiera dedicarse a labores que el resto de los colonos no podían y a la vez que sus convecinos lo tuvieran en entre ojo por culpa de este tratamiento de favor especial de los misioneros.
Llegó incluso a ser Juez de la Villa, y como culminación en 1741 es nombrado Alcalde.
Debido a los problemas mencionados con anterioridad, en junio de 1749 acusado por los vecinos, se decreta prisión contra él por abuso de poder, aunque en realidad lo que había era toda una trama para desacreditarlo debido al prestigio que con el paso del tiempo había ido adquiriendo en la villa. Con posterioridad, el 30 de octubre de 1750, se decreta su libertad, tras muchos avatares.
Solo he localizado el nombre de uno de sus hijos: Prudencio Rodríguez, que se casó con Polonia Curbelo.
Rodríguez Mederos, murió relativamente joven el 10 de abril de 1760 y está enterrado en la catedral de San Fernando.
Presidio de San Antonio de Valero al que arribaron los canarios en 1731 y lugar donde se desarrolló una importante batalla que marcó la histori de Texas, la batalla del Alamo.Las vidas de Antonio Rodríguez Mederos, Manuel de Niz, Sebastiana de la Peña, y Josefa de Niz, forman parte de la historia en muchas ocasiones olvidada, de nuestras gentes, de nuestra isla, por eso, desde estas líneas quiero recordarles, pues ellos llevaron a América parte de nuestra cultura, de nuestras costumbres, de nuestros genes y gracias a ellos, Tenoya, se hizo más universal.

Manuel De Niz, fue alcalde de San Fernando en 1734. Cuando estaban decidiendo que nombre ponerla a la Plaza de San Fernando, llamada en la actualidad “Plaza de las Islas” o “Main Plaza”, él propuso se le llamara “Plaza de Gran Canaria”.

En las fotos podemos ver una acequia de las construidas en San Antonio por Rodríguez Mederos y el edificio que en la época en la que llegaron los colonos era el presidio de San Antonio de Valero y que ha pasado a la historia como un símbolo de la historia de Texas (El Alamo)
Para cualquier consulta sobre la bibliografía consultada, enviar un correo a lalezga@gmail.com

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